sábado, mayo 12, 2007

G.M.O.

¡Ah! Pisadas de dos pares de pies distintos, durante un largo trecho. Piernas acompasadas a un ritmo que se proyectaba y presuponía eterno.
¡Ah, sí! El pendular del trote de dos potros, aun tiernos pero veloces; relinchando secretos durante la vispera del sueño. Quizás algun vez se olvidasen del color que tenían las cosas a través de esos ojos de buey de ópalo que intermediaban sus camalotes.
Si, dedos acostumbrados a ir a su sietecincocuatrotrescincocincodos.
El vaqueano huyó, pálido, tras escuchar lo que el suelo tenía para decirle. El ejército de polleras avanzaba; tal vez solo una. Pollera, tejida con un entramado de cucarachas con un siseo dulzón, incitante; negra espora hipnotizante ante un tejido virginal latente. Caiste. Caimos. ¡Jamelgos!
Calor, aridez, lluvia ácida de Raid; algo sucede. Hierbas arden envueltas en trajes de seda blancos; mientras, bandadas de pájaros sin plumas corretean en los laberínticos tuneles y pasillos. ¿Reencuentro?