jueves, mayo 31, 2007

Recorriendo el deposito de chatarra

Un día como hoy, un emperador decide combatir el frío quemando libros. Aplausos. Un día como ayer será remoto en 300 años, como el 22 de octubre del 2136 a.C. ahora, lejos, muy lejos.
Y mientras la biblocalefación nos reconforta, los libros ya se cotizan por kilo. ¡A escribir, a escribir, no escatimar en palabras! ¡rellenar y cobrar!. Y quizás entonces podamos hacernos un rato y justificar guerras con opio, causas divinas, justicias infinitas o tocadas de culo. ¡Esto es occidente! A nadie le importa si hay vida en los suburbios entre los semitonos , ¿si? Lo que quede entre las notas de la escala crómatica solo es suciedad desafinada, como algun resto de carne entre los dientes limpios del buen ciudadano civilizado y tonal.
Siempre la misma fiera con distinta piel. Podrías arrancársela, pero no un gemido de su garganta. Fiera siniestra: un paraguas gótico, tal vez Cristo, culga de una reja en Niceto Vega al 5000. Eso no te hace desistir.
¿Qué te haría desistir? ¿Decapitar un cuello mao? ¿Bendecir una bola de fraile? ¿Una huelga de prepuccios, y penes degollados?
Sé lo que te molesta. Detestás que tomen tu juego sin seriedad, y que sigan jugando de todas formas. Que no se conmuevan con tus baladas pringosas y engrasadas por la radio, que no se inclinenen ante tus banderas ; como decía, que no tomen en serio tu juego. Pero que lo disfruten de todas formas.
¡Ah, aquel día! Caminabamos al lado de Hamlet cuando Brech nos hechó a patadas y nos tiró la cuarta pared y el muro de Berlín, abajo. Los dioses cerraron los cuadros, esculturas, y puentes para ir al Valhala. ¡Anclados acá!
Se gastaron las pantuflas, y las fabulas, agotadas.
Se juntaron los Poetas sin mecenas a grabar temas jamás oidos en un cd que nunca será publicado. Y mas libros ardieron, y más poemas efímeros surgieron y se hicieron humo a través del extractor del Cabaret Voltaire.
La Fiera y sus baladas aceitosas, sobre las palabras ardientes de los habituè anónimos; se fundieron friendo huevos, carne y tocino en el Cabaret, entre gemidos orgásmicos y heces voladoras.
Y aca sigo, mi amor; peleando contra unas manos, olvidando que hay alguien detrás, moviendolas. Movilizando la ciudad junto al resto, buscando culpables en vez de soluciones; las cabezas cortadas venden más, como los libros quemados, como la fritura de las rameras y el arte.
Se me hace tarde, mi amor y un piquete de relojes de arena no me deja llegar.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Donde queda este desarmadero? No hay lugar en el calabozo para esta gente.

12:39 p. m.  

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