lunes, abril 02, 2007

Música, Maestro o M&M

Extraiga de la savia del relámpago el tapper celeste con albondigas de miradas perdidas y desaciertos. Deje de buscar por ese camino y avance sobre las vetas del arce que se hiergue en la saliente sobre el acantilado de la isla; suba por ellas, recorralas hasta extraviarse en sus vaivenes, empalaguese del bálsamo de la desolación que allí germina y elimine el deseo de manutención: ya se encuentra buceando a la intemperie y en el extravío.
Una vez superadas las ansias de guarecerse acerquese al borde y asómese. Lance alguna inquietud o - ¿por qué no? - a usted mismo hacia las rocas que representan la perdición contra la que lucha todo deseo de autoconservación inutil, y en ese momento de suspensión y caída, justo ahí, deguste las albondigas. Podrá comprobar como muta el sabor de las cosas en ese instante y deborar el tentepié mas delicioso y soberbio de su vida, sazonado con las especias del chef de la muerte y la efimericidad.

No lamente el haber llegado hasta abajo, ni intente detenerse en el trayecto. Recoja sus partes con velocidad, antes de que se diseminen por las aguas y lleveselas al luthier celestial para que lo reconstruya una vez mas.

Esta pieza puede ser tocada las veces que crea necesario.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

que buena la calaverita

9:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

"No es el falso dar el salto, y menos si es hacia arriba"

Por los ríos bajitos corremos enanos loquitos, con desparejos corazones enlatados, ya mi papá lo escribió una vez en forma de canción automática.
Qué amarillas estaban esas hojas, qué nostálgicas sonaban esas voces mientras miraba la cortina, quería correra y volver al presente, pero el recuerdo estaba en mis ojos, no en la cortina.

12:34 p. m.  

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