Baba Sinfónica en forma de relato bulímico

Squish, squish. Notas babeantes, gotean sobre el abdomen de este momento sin sponsor, canturreando alegremente onomatopeyas algo repulsivas mientras los arcos se embadurnan mas y mas al proseguir con la lamida de cuerdas.

Armonías mucosas por las que se trepan bestias peludas y sin pelos; algunas con el secundario sin terminar. Danzan en las redes de moco y limo rectal del compositor y director, se pisan los pies con sus garras y uñas encarnadas mientras arrancan telas del aire y lo descolorean.

Coros entonando silencios en un fortísimo desgarrante, caminantes parapléjicos con tezón y gallardía.

Plumas con boligoma a modo de ducha sobre el círculo de este gran ditirambo a cuerda. Seres plumíferos saltando sobre vidrio molido, agitando nuestros miembros, sintiendonos aves, pero sin volar; y con los pies envenenados de nuestra propia sangre.

-Heeeeeeeeeelado, heladooooooooo. Al-heladoooooooooooo. - Hola, que tal, ¿tendrías uno de agua con gusto a vulva de chocolate? - Si. -A bueno, gracias, hasta luego.

Baba Sinfónica espesa acumulada sobre el cántaro, sin eyacular, putrefactandose lentamente, gestando renacuajos de hastío, y miscelanea de pensamientos abyectos de onix cordobés.

De los fluidos, nace la sonrisa. Luego va al baño de la literatura.