(Una calle)Miguel 2: Hola, ¿como va?
Miguel 1: Bien, todo bien. ¿Vos?
Miguel 2: Todo bien.
(
Silencio. Cruce de miradas en voz baja. Silencio)
Miguel 1: Che, ¿y a dónde ibas?
Miguel 2: ¿Yo?
Miguel 1: Si, vos.
Miguel 2: (
con desconfianza) ¿por qué?
Miguel 1: (
anonadado) ¿por qué que?
Miguel 2: (
exasperado) ¿por qué querés saber?
Miguel 1: (
indignado) Nada, che, solo te preguntaba. ¿Tan grave es?
Miguel 2: (
un poco mas tranquilo) No, es que... me tengo que cuidar. Disculpame, no es con vos.
Miguel 1: No, todo bien...
(
Silencio. Cruze de miradas en voz alta. Silencio)
Miguel 2: (
Observa alrededor con paranoia durante 10 segundos. Finalmente habla con aire solemne y casi susurrando) Estoy yendo a la caza del uranio.
Miguel 1: (
despreocupado) ¿En serio?
Miguel 2: (
descolocado) Si. ¿Por qué?
Miguel 1: Jajaja, que casualidad.
Miguel 2: (
preocupado, irritándose gradualmente) ¿casualidad?, ¿qué?.
Miguel 1: Nada, que después de tanto tiempo sin vernos, ahora te encuentro y resulta que los dos... jajaja. Igual tené cuidado. El Huraño puede ser impredecible; quizás hasta peligroso.
Miguel 2: (
ya con total desconfianza. Como quién se da cuenta que cayó en una trampa) ¿Qué?, ¿los dos qué?. ¡Hablá!
Miguel 1: (
Inocente. Sin notar la actitud de Miguel). Es solo que... Yo también estaba yendo a la casa del Huraño.
Miguel 2: ¡Felón! ¡Hipócrita! ¡Embustero! ¿Es eso verdad?
Miguel 1: (
Sin comprender) ¿Mmmm?
Miguel 2: ¡Querés sacarme del medio! !Querés quedarte con el uranio para vos solo¡
Miguel 1: (
Como quien descubre la verdad de la milanesa, pero a la napolitana) ¡Ahhhhh! No sabía que te importaba tanto. Perdón, no quería interferir en tus... mmm... asuntos, con el Huraño.
Miguel 2: ¡ES MÍO! No me lo vas a sacar. MÍO. EL URANIO ES TODO MÍO.
(
Le asesta un golpe en la nuca a Miguel 1 con un pico minero, matándolo en el acto)
Miguel 2: (
Serenándose. Al cadaver de Miguel) Fisgón, entrometido, traidor. Querías mi uranio. Siempre fuiste un envidioso. (
Le asesta otro golpe con la punta del pico, esta vez incándoselo en el bajo vientre).
(
entra el Huraño)
Huraño: (
siempre con malos modos, hosco; huraño) ¿Qué es todo este escándalo?
(
entra un policía. No interviene, solo escucha)
Miguel 2: ¡El quería robar el uranio!
Huraño: (
un tanto preocupado) ¿Me quería robar?
Miguel 2: (
amenazándolo con el pico) ¿QUÉ? ¿VOS TENÉS EL URANIO?
Huraño: (
sin comprender demasiado) Yo SOY el Huraño.
Miguel 2: ¡¿Ah, si?! ¡Y yo soy el tegnesio!
(el policía se saca la gorra, se limpia la transpiración, y se la vuelve a calzar (la gorra))Huraño: (
irónico) Hola, Sr. Tegnesio.
Miguel 2: (
Totalmente sacado) ¡Basta de trucos! ¿Donde está el uranio?
Huraño: Acá. Delante suyo.
Miguel 2: ¿Eh ?¿Dónde?... ¡¿Te lo tragaste para que no me lo lleve, verdad?! ¡¿VERDAD?! ¡Te voy a abrir ya mismo hijo de puta!
(
miguel le asesta un golpe de pico en la cara al Huraño. Luego le abre el estómago con la misma herramienta, y no encuentra mas que tripas, sangre y una manzana sin digerir)
(
Se acerca el policía).
Policía: ¿Qué pasa acá? ¿Por qué mató a estos hombres?
Miguel 2: (
Con aire solemne, pero perseguido, culposo) Verá oficial: éste de acá era Miguel. El trató de robar el uranio.
Policía: (
incisivo) ¿Trataba de robar al Huraño?
Miguel 2: Así es. (
Con culpa) Y a éste lo maté porque se comió el uranio.
Policía: (
con estupor) ¿El Huraño se comió al Huraño? (
Con júbilo) ¡Acabó usted con un vil asaltante y con un canibal! ¡Lo haré condecorar ahora mismo!
Fin