jueves, diciembre 28, 2006

Queda usted detenido. Tiene derecho a saber qué es lo que quiere.

Baila, salta y corretea, la reina de cristal industrial. Silva y sigue danzando como adentro de una cajita musical con esa musiquita metálica, diabólica característica. Me sonríe, me besa y me entrega la soga de una guillotina sobre la que se acuesta dulcemente a dormir. ¡Que hermosa es!
Sentado, con la soga en la mano y las enredaderas ya bastante crecidas en mis piernas un tanto gangrenadas, miro; ¿que mas puedo hacer?: en el campo hay algunas piezas de ajedrez, desparramadas; tienen una gran amplitud de movimiento. Saco un terrón de azucar y se lo ofrezco a un caballo a cambio de que se abra y me deje desprotegido. Acepta el soborno y se va relinchando por uno de los senderos. Tengo que buscar ponerme en jaque y se que quieren mi corona, pero todavía es prematuro y no puedo abdicar: ¿Quien retendría la soga?

domingo, diciembre 24, 2006

3er cuento navideño auspiciado por el Opus Dei Corporation®

- ¡Miles de cristianos hacen cola en la puerta para entrar! - me dijo la mujer barbuda. - Estupendo - contesto el payaso a mi costado. Me voy sin contestar, necesito concentrarme para la función de hoy. Subo por las escaleras hasta la plataforma, bien arriba. ¿Podría sufrir un ataque de vértigo? no es buen momento para preguntarmelo.
Los cristianos empiezan a ingresar en la sala. Por ser navidad la entrada era sangre de samaritano. Buena recaudación. Mientras el maestro de ceremonia con su gorro y cetro entretiene al público, la veo subir desde la plataforma de enfrente. Un escalofrío me recorre la espalda. Levanta la cabeza y me sonríe, se lo que significa; tiene plena confianza en mi, y la certeza de que al saltar y girar en el aire, yo estaré ahi para estirar mis manos y tomar las de ella. Y auque no haya red, no esta preocupada; nunca antes cayó, no sabe lo que se siente y por ende no tiene miedo.
Recuerdo esa grata sensación de seguridad, cuando mi espalda no era una autopista de escalofríos. Eso fue antes de la caída. De las caídas. ¿Será el miedo a caer de nuevo lo que no me deja saltar con entrega y total confianza? ¿Que derecho tiene alguien a juzgarme por esto?
Ella mira desde enfrente y sonríe con la inocencia de siempre. ¿Qué derecho tengo a sacarle eso que me fue quitado? Hay velos que no debería haber corrido, cerraduras por las que no fue prudente espiar. Cierro los ojos, a veces es mejor no ver.
El maestro de ceremonias nos da el pie, es la hora. Despues de las 12 pretendo embriagarme y maldecir a todos los muertos, que se fueron y nos dejaron aca tirados, brindando con los ojos llorosos.

La junta

Tres hermanos quedaron en encontrarse en un restaurante. Cada uno le pidió al padre un vehiculo diferente. El primero tomó el auto blindado y con orugas; el segundo se llevó la lancha y el tercero fue en avión. Al llegar se saludaron con pomposidad y protocolo y se sentaron. Pidieron una buena botella de deliciosa Sangre, cosecha 1979 para beber, y una casuela de frutos de mar para comer. Sabían que iba a ser un manjar porque ellos mismos habían sembrado las semillas en las aguas. Bendijeron la mesa antes de probar bocado.
En el transcurso de la cena tocaron el tema "Papá". Hablaron del respeto y temor que le guardaban y se despecharon a gusto contra todo lo que él despreciaba. ¿Como iba a estar equivocado? Confesaron tambien que desde que se había retirado las cosas ya no eran como antes y se sentían un poco solos. Ahora atendía unos asuntos en tierras lejanas, aunque siempre estaba presente y se enteraba de todo.
Siguieron hablando, comiendo y bebiendo hasta el hartazgo; dieron por concluída la velada. Silenciosamente y sin que nadie lo notara, se fueron. Dejaron la cuenta sin pagar.
"Nunca me olvides". El eco profundo de esta frase de caminos perdidos se desvanece dentro de la ciudad. De una alcantarilla sale una promotora con un cencerro, pregonando: -Nunca y Siempre... ¡Es mucho tiempo!, ¿no le parece? -.
Camino a... a... . Caminando hacia lo que parece ser adelante, trata de abrazar el recuerdo pero no puede; son de la misma polaridad y se rechazan como los imanes de igual carga.
Al intentar continuar se topa con una marcha. Una estridente fanfarria sobre la que se deslizan hombres disfrazados de heroes atraviesa la avenida, y una multitud eufórica los vitorea. La ciudad acciona las aspiradoras y comienza a succionarles la vida a sus espaldas. No lo notan, y continúan aplaudiendo y gritando. Es imposible cruzar la avenida; y ademas carece de sentido.
- ¿Podré volver a los ecos de los caminos perdidos? ¿Seguirán reververando? -
Las aspiradoras avanzan. Ni los ecos de los valles adormecidos se salvan.
Una llama mastica un poco de pasto con sabor a pasto; pasto auténtico. Una aspiradora le clava la mirada.

miércoles, diciembre 20, 2006

Moraleja Escocesa

Cuentan que un día, el Espíritu Muajajesco iba caminando a orillas del Lago Lomond cuando trastabilló y cayo de bruces al suelo. Al levantarse descubrió que volvió a ser niño.
Al regresar al pueblo, la gente a la cual molestaba a diario, se reía de él, le arrojaba frutos y huevos podridos, y lo escupía. El niño lloraba de verguenza y humillación; había perdido su espiritu muajajesco para burlarse al menos de sí mismo. Estaba indefenso.
Una doncella hermosa se cruzó en su camino y le dijo: -Se quien eres y por qué estas así. Si me besas volverás a recuperar tus dotes. - El niño accedió: cerró los ojos y la besó. Al abrirlos vio a la bruja mas repulsiva y desagradable que viera en su vida frente a el, burlandose. Y como era de esperar, le había mentido y no recuperó sus poderes.
Continuó andando y meditando sobre su patética situación. Se sentó bajó un arbol al borde de un acantilado y comenzó a llover. La lluvia contenía magia druídica y quedó dormido.
Al despertar, se halló de bruces a orillas del Lago Lomond, tal como se encontraba tras caer. El Espíritu Muajajesco encontró en este sueño una lección de vida, que lo instaba a declinar en sus actitudes muajajescas. Al comprender esto, rió con estrepitosa ironía, se burló de esta historia con moraleja y continuo con su vida Muajajesca.

martes, diciembre 19, 2006

Improvisación -bastante patetica- a Contrareloj

Clave de Fa; 7/8 a ♪=100

Una araña con rastas teje una boina. Se la calza y empieza a caminar por el cordon de la vereda. Mira para arriba y le dan ganas de subir a un tubo que desagota la canaleta del techo de tejas de una casa de dos pisos de origami. Mientras estira la primera de sus seis patas para subir piensa - ¿y si me cayera y me rompiera una pata? ¿En cual de las otras cinco llevaría las muletas? ¿O tendría que usar una en cada pata? Desecha la idea; sigue andando.
Se esconde en una vitrola abandonada con un disco adentro y comienza a realizarle remiendos en telaraña.
Se aleja tras haberla reparado y dádole cuerda, escuchando unas trompetas calantes y melalcohólicas sonando.
Comienza a llover; se teje un piloto con telaraña impermeable y sigue andando. ¿A donde va (este texto)? No lo sabe.
La araña sigue andando a la par de las teclas de este teclado, y quizas hasta un poco mas rápido que el pensamiento de quien las ejecuta. (♪=170) Apura el paso, corre con sus seis patas. Nada la detiene: se sube a una cañería oxidada tratando de recordar si estaba vacunada contra el tetanos, entra en una casa de concreto muy rustica, ve el tanque de agua en el techo remendado tras el granizo de hace unos meses, no parece importarle, sigue andando, se mete en el botiquín del baño e ingiere un ribotril con un valium de ahi adentro, sigue, ve a un hombre llorando desnudo sobre su cama y como es pelado y odia a los pelados, lo pica con todo el veneno que le pudo meter y sigue andando, ignorando y desentendiendose con el destino del hombre calvo que deja atraaaaas. Uff.
Se detiene a tomar aire. Aaahhhhhhhh. Los dedos salen a fumar un cigarrillo a la puerta...


...y vuelven a posarse sobre las teclas. La araña retoma la marcha.
Y asi, sigue andando, sin saber hacia donde ni porque, como los dedos, como todo el cuerpo. Anda, anda, anda, anda. -¡Paren!- Exclama con vehemencia. -Soy una araña, son mis seis patas contras sus 10 dedos. Es una carrera injusta, estoy muy cansada.- Los dedos siguen escribiendo palabras, palabras, palabras, palabras hasta que... ¡hay!

(Hola, me llamo Miguel. Encontré a un hombre muerto junto a este texto con picaduras de araña-rasta-con-boina en todo el cuerpo. Voy a ver que le puedo robar)

lunes, diciembre 18, 2006

Declaración de un Testigo en Peligro

Transcripción de un cuaderno de mano. Estación Federico Lacrozze, 17/12/06, 20:13 hs.





Los hechos que voy a pasar a narrar tuvieron lugar un tiempo -indeterminado- atrás. No podría decir cuánto hace, y de nada serviría. En lugar de eso, voy a usar otra unidad de medición: fue exactamente hace 3 estaciones de subte, y unas pocas cuadras.


¿Por dónde empezar?


Una señora me preguntó por la clínica Abril. "Abril voló por la mañana", me sugirió mi memoria, aunque eso no tendría sentido para ella. -Preguntale al policía de aca a la vuelta. -Gracias. -


El público empezó a llegar al lugar. A dos los conocía por algunas fotos. Es rara la sensación de verlos tomar vida, como si la Gioconda pasara por la calle hablando con Lucien Cavarry.


La función comenzó. Silencio.


(Dentro de estos parentesis tiene lugar el espectaculo; ¡acerquense!).


La función concluyó. Aplausos.





Las cenizas del cigarrillo se hundieron en la turbiedad de la zanja. La colilla habría de seguirlas. Creo que ese fue el principio, cuando el barranco entre artista y espectador desapareció, cuando la vio salir de la ficción a la calle, cuando un año comprimido en unos pocos minutos explotó; reacción en cadena. La explosión provocó un alud y, aún así, el totem y el extraviado permanecieron de pie, frente a frente.


Éste que pretendió capturar a sus monstruos y exhibirlos, los vió liberarse de sus ataduras y embestir: No intento escapar. Lo hubieran encontrado.





La inferioridad de condiciones era alevosamente feroz, y aun así ahí estaba, apostado. Creanme, pude verlo. Sé lo que pensó despues de eso; pude oirlo. Yo estuve ahí.


(...)


Herido, aturdido y desorientado, comenzó a replegarse. Sentía que si no se desahogaba iba a reventar: las sensaciones y palabras fluían en su interior como la sangre del deshielo de su vida congelada; pero herbían. No podía contenerlas, se evaporaban liberando grandes cantidades de estrepitosa energía.


El deseo de escapar era aun mayor. Las baldosas se convertían en piezas de tetris; caían al pisarlas y de haberse detenido a escribir, hubiera sucumbido a lo profundo. Yo estaba azulado, a su lado. Él palidecía.


Solo hizo una ínfima pausa para recoger un teclado roto de una pila de basura. Alguien se burlaba de él con este simbólico mensaje, de su incapacidad para comunicarse, como si lo hubiese tenido que hacer con ese maltrecho artefacto sin la mitad de las teclas.


Y sin backspace, delete, ni la opción deshacer, huyó en subte.


La última vez que lo vi estaba en Lacrozze sentado en un banco roto de plaza, con las zapatillas hundidas en el barro y la mirada ausente.

martes, diciembre 12, 2006

Sobre el autor

(1986-2022) Nació en la prehistoria; se comunicaba mediante gestos y sonidos guturales. Todo le asombraba.
Comenzó luego a garabatear runas, a dejar manchas de sus manos en las paredes y a representar animales y personas mediante el dibujo.
Desarrolló un lenguaje complejo y empezó a utilizarlo con sus pares. El mundo estaba lleno de preguntas en forma de palabras.
Su primer niñez transcurrió en la antigüedad; temía y respetaba a las sombras y fenómenos que desconocía, adoraba dioses paganos.
Su niñez tardía aconteció en el medioevo: había jerarquías sociales, hombres con honor, elegidos, una única verdad, fé y un Dios unico y todopoderoso al que honrar. El Bien y el Mal perfectamente delimitados, se disputaban el destino de los hombres.
Ya en la pubertad concluye el renacimiento, y el siglo de las luces. Su razón, herramienta de la ciencia, desplaza a Dios y busca el progreso. Muchas viejas creencias caen y en los albores de la adolescencia, entra en un largo período romantico-gótico.
La modernidad tardará en llegar, y no lo hará hasta la adolescencia tardía; el Amor, y las Causas Perdidas no se dejan vencer facilmente. El espiritu romantico se aferrará con uñas y garras, y dejará marcas imborrables.
Una vez muertos estos ideales, se dedica al tedio. Con un libro de Baudelaire como Biblia, se deja arrastrar por el Tedio, y sale como buen flaneur sin rumbo por la ciudad "a que la noche lo sorprenda". Realmente lo hace.
La adultez nunca llegará; la pila de cadaveres es tan grande que obstruye el camino.
En la actualidad, ante la imposibilidad de seguir, se dedica a jugar e interactuar con los cadaveres apilados.
En el 2022 será uno mas en el montón.

viernes, diciembre 08, 2006

Cálculo

1 + 1 = 11